domingo, 11 de marzo de 2012

A aquel que no despierta

Los cálidos rayos de sol azotando su cuerpo eran el indicio de que un nuevo amanecer había llegado, pero el silencio al intentar abrir su boca y la oscuridad al querer abrir sus ojos le susurraron al oído que aquel día amaneció para todos, menos para él.


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