viernes, 15 de abril de 2011

Embestida


…Y tu figura se dibujaba estoica, un poco fría, mirando fijamente a un lugar sin horizonte, sin direcciones, donde todo era caída… Silencio… Guardabas la calma ante la brisa… El viento… La tempestad que acariciaba brutalmente tu rostro, mientras el mundo arremetía furiosamente hacia aquella calma que asolaba tu alma fría, libre de maldad, libre de pecado, libre de libertad. Observabas como todo crecía, como si intentara atraparte, devorarte, aquella vasta vegetación que se blandía en tu contra con malicia, y aun así, conservabas la calma, sin miedo a ser lastimado, o al menos eso aparentabas… Y como si nada… ¡Impacto!… tan feroz, tan cálido, tan oscuro, convirtiendo aquel segundo interminable en algo infinitamente diminuto, suficiente para que veas en cámara lenta, como el fuego reduce todo a escombros, los escombros a cenizas… Y así el trabajo ya está hecho… Tu ciudad no es más que cenizas, esfinges vestigiales, colosos de hierro ahora derretido ¿Qué hay aquí? ¿Quién se lo ha llevado?